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Como ingeniero creo que Colombia puede ser un país de realidades coherentes y prósperas. Este movimiento nace de esa convicción: hacer las cosas bien, desde el trabajo y desde la verdad.
Construye prosperidad
Para mí, prosperar no es solo tener más plata. Es entender el país, respetar a la gente y hacer las cosas bien, cumplir y entregar resultados reales. Prosperar es que el trabajo de una familia se vea en su casa, en su tierra, en su barrio, no solo en cifras que salen en una pantalla.
Conozco a nuestros campesinos y trabajadores, sus esfuerzos y el ciclo de mercado que nos conecta a todos. No podemos hacer como si no supiéramos de dónde viene la comida, quién levanta las obras ni quién paga al final los errores de los que deciden mal.
La tarea diaria es un esfuerzo constante. Se construye en cada proyecto, en cada decisión técnica bien tomada, en cada compromiso que se respeta aunque nadie esté mirando. Esa es la base de este movimiento.
Un movimiento con raíces en sabiduría y trabajo
Me apoyo en una sabiduría sencilla, la de los Proverbios y la de los mayores en el campo y en los barrios. Esa que recuerda que el que trabaja con constancia termina gobernando su vida, y el que se cruza de brazos termina dependiendo de otros. Este movimiento parte de ahí: del trabajo serio, continuo, sin excusas.
También creo que el deseo cumplido trae alegría. No hablo de sueños vacíos, sino de metas que se vuelven realidad con esfuerzo: una casa mejor, una obra bien hecha, un proyecto que sí se entrega. Cuando se cumple, la vida se siente plena.
Y hay algo clave: el que es prudente actúa con inteligencia, pero el necio hace gala de su necedad. Este movimiento no quiere alardear; quiere decidir con cabeza fría, escuchar, evitar la trampa fácil y no hacer al otro lo que no quisiéramos que nos hagan. Es fe puesta en práctica, no solo en palabras.
¿Qué quiero que signifique este movimiento?
Este no es solo “un” movimiento. La fuerza es que cuando se hable de esto, se piense en gente común que decidió hacer las cosas bien: campesinos, trabajadores, técnicos, emprendedores, estudiantes, familias que quieren vivir de su esfuerzo con dignidad.
Quiero que aquí se sientan bienvenidos quienes madrugan, quienes luchan con lo que hay, quienes han sentido que el país les da la espalda pero no quieren rendirse. Personas que quizá no tienen todos los recursos, pero sí tienen valores, fe y ganas de construir algo mejor.
Si tú también crees que Colombia puede ser un país coherente y próspero, no por magia sino por trabajo bien hecho y compartido, no estás mirando este movimiento desde afuera: ya estás cerca de él.